viernes, 25 de enero de 2013

Capítulo 37: Esto es un juego para ti.

(POV Alicia)
Los brazos de Josh simulaban mis ataduras, sus manos entrelazadas para no dejarme ir y sus ojos cerrados no sabían si yo seguía allí a su lado. Como si de una frágil escultura de cristal se tratara separe sus brazos de mí con suavidad, intentando no despertarle. Me levante y ande con sigilo hasta la puerta, cuando conseguí girar el manillar sin hacer ningún ruido oí como Josh decía algo.

-No hace falta tanto sigilo estoy despierto.
-…lo siento no quería despertarte-dije un poco avergonzada.
-No si ya estaba despierto-dijo a la vez que se levantaba de la cama-permíteme decirte que estas muy mona cuando duermes-dijo mientras se acercaba a mi-aunque bueno debe ser porque cuando duermes no te pones nerviosa-susurro al lado de mi oreja y rodeo mi cintura con sus manos.
Apoye mi espalda en la puerta y le mire a los ojos, su mirada hacía que mi corazón se acelerara y no sabía por qué.
-Oye ¿no podemos cancelar la apuesta que hicimos ayer?-le dije nerviosa.
-No ¿por qué? ¿Tienes miedo de perder?                       
-Pues no, no tengo miedo de perder, y la razón de que quiera cancelarla es porque es una mala forma de ligar-le dije a la vez que despegaba sus manos de mi cintura- eso es lo que pretendes, apenas me habías hablado hasta ayer, incluso pensaba que me odiabas-hice una pausa-pero ese no era el plan que tenias para mi, veo tus intenciones. Tan solo me quieres para echar un polvo y nada más, al fin y al cabo esto es un juego para ti-le dije con seriedad.
Pero rápidamente el hizo que la seriedad se borrara de mi cara, volvió a poner una de sus manos sobre mi cintura, con la otra agarro mi cara y la acercó hacia la de él.
-No mis planes no son esos-dijo en otro susurro.
Junto nuestros labios, acarició mi espalda, enredo su manos en mis cabellos y después se separó de mi, sentía como si me hubieran arrancado una parte de mí. Había sido dura con él, pero no podía soportar que estuviera jugando conmigo. Es verdad que yo le había seguido el juego, había echo una apuesta el día anterior, pero no suelo hacer apuestas y no solía llevar a cabo lo que se había apostado. Por lo que con aquella me había cortado un poco. No sabía si él sentía algo por mí, pero yo tampoco sabía si sentía algo por él.
-¿Cómo sé que no estas jugando conmigo?-le dije en un susurro-¿Cómo sé que no haces esto por divertirte?
-¿Quieres cancelar la apuesta?-dijo serio
(POV Angel)
Me sabía cada pequeño detalle de aquella foto, había pasado toda la noche mirándola, rezando para que volviera, para que todo aquello no fuera más que un mal sueño. Sentado sobre su cama, miraba cada foto que ella había abandonado en aquella habitación, todavía podía recordar los últimos minutos que había pasado con ella.
Su respiración agitada, sentía como ella se agarraba fuertemente a mi espalda, sentía como su cuerpo se retorcía bajo el mío, sus ojos clavados en los míos a veces si, a veces no, se escondía en mi cuello. Notaba como sus labios se posaban sobre él y luego los juntaba con los míos. Y finalmente caía en un lado de la cama y me decía “Te quiero”, yo me acercaba a ella y la besaba. Me acercaba a su cuello y olía su dulce perfume, le daba un pequeño beso y la abrazaba.
Aquellas imágenes se repetían en mi cabeza una y otra vez, quería encontrarla y volverle a decir te quiero. La añoraba y tan solo era el primer día que ella estaba desaparecida. Una lágrima resbaló por mi mejilla, podía soportar que ella estuviera en Londres, lejos de mí, pero no podía soportar no saber donde estaba. Aguanto la distancia pero no la ignorancia.
Me levante de la cama y fui hacia su armario, del saque la camiseta que le había regalado por uno de sus cumpleaños. Era de color azul y tenía escrito con letras de color blanco “you make me happy”,  Paula solía llevarla con unos vaquero y una chaqueta fina, a conjunto solía lucir su perfecta sonrisa y sus cabellos sueltos a excepción del flequillo que recogía hacia tras con varias horquillas  Solía estar preciosa, pero con aquella camiseta todavía me parecía más hermosa, llamarme snop o pijo o lo que os parezca, pero la hecho tanto en falta que hasta vestida de rana para mi estaría guapa. Deje la camiseta donde estaba, salí de su habitación y me fui directo a la calle, necesitaba dar un paseo para despejarme.

(POV Andrea)
Perfile mis ojos con un negro intenso que los hiciese destacar, cogí mi bufanda blanca y la enrosque alrededor de mi cuello. Tome mis llaves y mi móvil, baje las escaleras, cogí un postit y le escribí diciendo que había salido. Salí a la calle, no hacía un sol deslumbrante, pero tampoco hacía mal día. Camine hasta la librería más cercana, entre en ella, en el mostrador había una chica joven que leía un libro. Mire la portada, no era una fanática de la lectura por lo que no reconocí el libro, en ella se veía un pequeño pajarito rojo y ponía Catching Fire". La lectora parecía apasionada con la lectura, tanto que no pareció percatarse de que yo estaba allí. Tosí para aclararme la garganta y ella levanto la mirada, en parte con un deje de fastidio y por el otro de "que desea". Se puso en pie, me sonrió y formuló su pregunta.

-Buenos días, ¿qué desea?-dijo con un tono agradable.
-Pues el periódico de hoy y...¿esta interesante ese libro?-dije señalando al que estaba leyendo la dependienta.
-La verdad es que sí, yo estoy enganchadísima,es una trilogía, este que me estoy leyendo es el 2º libro.
-Pues...no soy una gran aficionada a la lectura, pero haré un esfuerzo...quiero el primer libro.
-Como usted desee-dijo mientras iba a la tras tienda a por un ejemplar.

Unos minutos después la chica apareció con el periódico en una mano y el libro en la otra.

-¿Algo más?-dijo a la vez que posaba los objetos en el mostrador.
-No, creo que no se me olvida nada-dije a la vez que sacaba mi cartera.

Pague y me despedí de la dependienta, salí a la calle, note como el frío comenzaba a arreciar. Ande hasta Candmen coffee house, entre y me senté en una de las mesas que estaba al lado de la ventana. Pedí un café bien cargado y en espera del pedido comencé a leer el libro que acababa de comprar. Poco después note como mi café ya estaba listo, por lo que levanté la vista para mirar al camarero, pero quien me traía el café no era otro que Angel. Le lance una mirada de desprecio, ayer se había comportado como un gilipollas.

-¿Puedo sentarme?-me dijo con un tono amable.
-Tan solo dame una razón para que merezcas que te mire.
-Mira ya se que ayer me comporte como un gilipollas, lo siento, perdí los nervios.
-Perder los nervios es poco...con la somanta que le diste a John pensé que lo habías matado.
-Ya he dicho que lo siento, cuando me tope con él me disculparé-dijo con un tono lastimero, haciendo notar que echaba de menos a Paula.
-¿Qué quieres?-le pregunte sin rodeos.
-¿Qué sabes del paradero de Paula?-dijo a la vez que se sentaba y me acercaba el café.
-Nada, no tengo ni idea de donde esta.
-¿Tu madre no te ha dicho nada?
-No, simplemente me ha dicho que no la buscara, que se encargaría la policía. Aunque no me creó ni una sola palabra.

Las palabras parecieron sorprender a Angel, que en el momento profirió un gritito de alegría. cogí mi taza y le dí un sorbo, le dí vueltas con la cuchara y volví a dar otro sorbo.

-¿Sabes que gritas como una nena?
-¿Qué?
-Acabas de soltar un gritito de alegría, ¿por qué?
-Porque por lo menos alguien piensa igual que yo.
-¿Cómo que igual que tú?-pregunte con tanta frialdad que hasta el camarero que acababa de pasar casi se convierte en estatua de hielo.
-Yo no pienso que la policía vaya a buscarla. 
-Eso ya lo sabía, pero ¿hay algún detalle más que tengas que aportar?-volví a decir con frialdad.
-Bueno, yo voy ir a buscarla-dijo por fin.
-¿Y...?
-Quiero que me ayudes-dijo temiendo recibir un bofetón.
-Pues haber empezado por ahí...-dije y volví a dar otro sorbo a mí café.
-Menos mal, ya pensaba que iba a ir solo...
-No me extraña que Paula te quiera tanto, pero ¿hasta dónde serías capaz de llegar por ella?
-No hay límites para volver a estar a su lado-dijo con seriedad.
-Paula tiene razón la quieres de verdad-dije a la vez que miraba mi taza que estaba vacía.

Mire a un lado y Víctor entró por la puerta del café, me slaudo y yo repetí el gesto. Se dirigió a la mesa en la que Angel y yo estábamos sentados.

-Buenos días chicos, ¿qué tal os va la mañana?-dijo canturreando.
-Pues...podría ir mejor, pero...
-Lo estamos...llevando como podemos-dije finalmente-¿quieres tomar algo?
-Voy a pedir un café con leche, ¿vosotros qué queréis?
-Yo quiero otro café.
-Yo lo mismo, pero espera que voy yo a la barra a pedir todo.
-Que amable-dijo Víctor riendo.
-Es lo menos que puedo tras como me comporte ayer…
-Ya, ya ahora haznos la pelota-dije medio en broma, medio enserio.

Él simplemente se dedicó a sonreír y se dirigió a la barra. Víctor me miro como si esperase una algo, no se lo que estaba esperando, pero desde luego no creo que fuese a suceder lo que el esperaba.

-¿Qué?-le dije con impaciencia.
-¿Estamos saliendo o no?-dijo serio.
-Si te conozco desde hace nada, ¿como vamos a estar saliendo?
-¿Y?-dijo con un tono ciertamente irritante.
-Que el otro día a un que fueses caqui durante dos segundos no significa que vaya a salir contigo así como así.
-Pensé que eras más lanzada-dijo como si estuviera retándome.
-Pues pensaste mal-dije con una sonrisa socarrona-no te lo voy a poner tan fácil. Cualquier otra cría hubiera caído a tus pies, pero yo no.
-Conseguiré que te enamores de mí.
-Pues ya puedes ir empezando-le dije burlona.
 -Bueno aquí esta todo-dijo Angel interrumpiendo en aquella batalla de miradas-tu café con leche, tu café bien cargado y el mío.

Los tres dimos un trago al café casi a la vez, mire a Angel y a Víctor, les sonreí y me levante para ir al baño. No lo vi venir, por lo que me tropecé con una pareja que caminaba cerca de nuestra mesa. Me gire para pedir disculpa y vi que eran Josh y una chica que quizá fuese su hermana.

-Lo siento Andrea es que no te vi venir-dijo Josh a la vez que cogía su móvil que se había caído al suelo.
-No ha sido culpa mía no mire a ver si pasaba alguien-dije mientras miraba ha aquella menudita chica de flequillo recto y ojos azule-¿es tu hermana?
-No…es…”una amiga”.
Vi como Angel abría los ojos como si se le fueran a salir de las orbitas, me causo gracia, pero no le dije nada no fuese a ser que explotara aquí en un arrebato de ira.
-Bueno ehh…pues que bien…podéis sentaros aquí con nosotros, si queréis claro, yo voy al baño vuelvo en un segundo.
-Ehh te acompaño-dijo tímida la chica menudita.
-OK.
-¿Te pido algo? guapa-dijo refiriéndose la peque y haciendo que una cólera creciera en mi interior-un café por favor.
-Tu Andrea, ¿quieres otro café?-pregunto Angel.
-No, gracias, si me tomo otro estaré eléctrica hasta mañana-dije a la vez que iba en dirección a los baños.

Entre en el baño y deje que la chica pasara tras de mi, me hacer que al lavabo y abrí el grifo. Cogí él máximo de agua que pude con las manos y me la eche en la cara.

-Me llamo Alicia-dijo la chica un tono tímido y mirando hacía el suelo.
-Yo Andrea-dije estirando mi mano para ofrecérsela-bueno puedes llamarme Andre si te gusta más o Andy, bueno como prefieras. ¿Solo eres su ami…
-No, no soy su novia-dijo cortándome-se lo ha inventado, pero déjalo si así esta a gusto-dijo apretando un pequeño bolso que llevaba contra si.
-Ahh, bueno, pero a ti te gusta ¿no?
-No lo se, cada vez que estoy con él se me acelera el corazón, es como si necesitase un tercer, como si no le pareciera suficiente con la sístole y la diástole, para poder ir más despacio-dijo mirando al suelo-no se que hacer, ni siquiera se si le gusto de verdad…pienso que esta jugando conmigo…
-¿Cuánto hace que lo conoces?
-Pues…no llega a ser suficiente tiempo para poder llegar a conocerlo a fondo…
-Pienso que deberías dejar de pensar en él continuamente, te estas comiendo la cabeza y eso no debería de ser así, si a él le gustas que venga, te pida salir y te jure que te quiere. Aunque bueno hay preocupaciones más grandes en la vida que los chicos…
-Yo estoy sola aquí, en Inglaterra, simplemente luchó por alguien que me quiera, ¿qué hay más importante?-dijo Alicia con voz cansada, desanimada, incluso dolorida.
-Ayer…-se me hizo un nudo en la garganta-desapareció mi mejor amiga-dije casi ahogándome con las lágrimas reprimidas-lo sé, es el primer día sin ella y no debería estar así, podríamos decir que se ha escapado de casa y puede que vuelva, pero sabemos de sobra que la han secuestrado. Antes era una marginada en mi antiguo insti, ahora desde que me mude aquí y la conocí a ella me va mucho mejor, perderla ahora es un golpe muy duro.
-Lo siento mucho… ¿cómo has dicho que se llama tu amiga?
-No lo he dicho, se llama Paula.
-Es novia de Angel ¿verdad?
-Sí… ¿cómo lo sabes? ¿De qué conoces a Angel?-dije sin poder ocultar la sorpresa.
-Es una larga historia…
-Tengo tiempo-dije con impaciencia.
-Antes de nada, deja que te haga una pregunta, ¿esa chica hace milagros? Es que ha hecho que Angel venga hasta Londres, que tú seas feliz, que no digo que sea misión imposible, pero no cualquier persona te hace feliz.
-No sé, pero yo quiero que vuelva.

Alicia me miró haciendo que me sintiera comprendida, me miré en el espejo, tenía los ojos llorosos. Abrí el grifo y me los limpie haciendo que no quedara huella de que habían estado en aquel estado, en esos momentos es en los que dicen que se tiene que practicar una sonrisa en el espejo y aguantar lo que se te venga, por lo que lo hice que mi boca se curvara en una media luna y me decidí a salir del baño. Dispuesta afrontar lo que se me viniera encima.

sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 36: Una noche inolvidable


POV Lay:

I’m at a payphone trying to call home 
all of my change I’ve spent..

-¿Si?-Digo con voz aún dormida.
-¡Buenos días! –Escucho la voz de Dani al otro lado del teléfono- ¿Qué tal has dormido?
-Bastante bien, he tenido noches mejores, pero no me puedo quejar…
-Lo de noches mejores… ¿va con segundas intenciones?-Dice riendo.
-¡DANI!- Chillo y no puedo evitar ponerme roja como un tomate.Menos mal que no me está viendo.
-¿Qué pasa? Solo preguntaba…
-Pues no te pienso contestar a eso- Finjo enfadarme.
-¿Por qué no?
-Pues porque no, porque no soy tan pervertida como tú.
-Oye que yo no dije como podían ser esas noches, la que pensó mal fuiste tú- Rie
-Sí, niégame ahora que no estabas pensando lo mismo que yo…
-Por supuesto que te lo niego-Afirma con una risa divertida.
-Eres un mentiroso… Pero te lo perdono por ser tu…-Rio ahora yo también.
-Jajaja así me gusta
- ¬¬
-Pues bueno, que yo te llamaba para decirte que esta tarde paso a por ti a eso de las siete.
-¿Y si no me da la gana de ir contigo?-Digo divertida.
-Te secuestro-Responde con rotundidad.
-¿Osea, que no me queda más remedio?
-¡Exactamente! Qué lista eres cuando quieres… Una lástima que no siempre quieras jajajaja
-Ja-ja-ja -imito su risa- Y tú qué simpático eres cuando quieres también…
-Venga no te enfades, si sabes que yo te quiero mucho
-Si, como la trucha al trucho…
-Pues no sé cuánto se querían esos, pero con la memoria que tienen los peces, se olvidarian uno del otro cada dos por tres…
-¿Y qué? Así es más bonito, porque serian capaces de volver a enamorarse miles de veces
-Yo me enamoro de ti constantemente y no soy un pez.
-o.O – Sonrío como una tonta, mi cara debe ser todo un poema… - ¿Eso ha salido de tu cabeza?
-La duda ofende, preciosa.
-Jajaja tonto
-Bueno, ¿entonces qué? Vendrás por las buenas o… -No le dejo terminar la frase.
-Que si pesado… ¿A las siete?
-A las siete.
-Esta bien, nos vemos esta tarde entonces.
-Te quiero- Y cuelga.

Contesto un “yo también” que no llega a oír y me tiro boca arriba en la cama, con una sonrisa de oreja a oreja. Desde que me dieron los resultados de las pruebas que confirmaban mi tumor, rara vez me siento bien, tanto fisica como mentalmente. Incluso muchas veces me encierro en el baño a llorar. Nunca me gusto parecer frágil frente a los demás, pero es algo que no puedo evitar. En cambio, cuando estoy con él es especial, diferente. Como si él fuese distinto al resto del mundo, porque de alguna forma, para mi lo es.


Son las siete menos diez pasadas cuando el sonido del timbre resuena por toda la casa. Bajo corriendo las escaleras y abro.

-¡Qué puntual!- Le beso.
-Los caballeros no deben hacer esperar a las señoritas.
-¿Y quién  dijo que tú fueras un caballero?
-Pues supongo que el mismo descerebrado que dijo que tú eras una señorita… Así que si me permite, señorita- Me tiende su brazo, como en las películas.
-¿Me vas a decir, al menos, a dónde vamos?- Pregunto.
-No.
-¿No?
-Eso he dicho, si.
- Pues que sepas que a las señoritas no se nos está permitido pasear del brazo de desconocidos, por muy caballeros que sean… Y menos, cuando está oscureciendo…
-Pues ahora que la señorita aceptó mi invitación, no le queda más remedio que acompañarme en la velada, aunque no esté de acuerdo.
-¿Cómo que acepté? ¡Si me obligaste! –Le saco la lengua.
-De eso nada, si estás aquí es por tu propia voluntad.
-Serás…-No me dejó terminar la frase.
-¿Seré…?-Preguntó tras el beso.
-Mejor no te lo digo…
-¿Te he dicho ya que estás muy guapa?
-Si, tú cambia de tema... Pero no, no me lo has dicho.
-Pues te lo digo ahora. Estás preciosa.
-Tú también estás muy guapo, pero no es novedad…
-En ti tampoco lo es, pero me apetecía decirtelo.

 Y Le besé por toda respuesta.


Llevabamos casi media hora caminando, y aun no había conseguido sonsacarle a dónde me llevaba. No hacía mucho frío para estar en pleno invierno, y caminábamos agarrados de la mano por la calle, hablando y riendo, y besándonos… Cuando de repente se paró. Yo ni siquiera me había fijado en dónde estábamos, pero cuando se giró y me abrazó por la espalda… Era precioso. Desde allí se podía ver toda la ciudad, por la noche, con las luces iluminando las calles… No tenía palabras para describir aquello, así que fue él quien empezó a hablar.

-Siempre me gustó este sitio. No sé por qué, pero cada vez que vengo aquí me siento mejor, más fuerte. Es como si desde aquí pudiera controlarlo todo… -Hizo una pausa- Bueno, ¿qué te parece?
-Es precioso, Dani
-Sabía que te gustaría-Sonrió
-…
-Ojalá esta sitio te haga sentirte como a mí-Suspiró- Lo que está pasando no es fácil para ninguno de los dos, pero sé que serás fuerte, y lo superarás. Lo superaremos.
-Eso quiero pensar… Pero estas cosas no se pueden asegurar, Dani- Le digo.
-Ya lo sé, pero hay algo que me dice que te pondrás bien, que solo es un bache.
-Ojalá…-Una lágrima se escapa por mi mejilla.
-Verás como sí- Me besa- Pero ahora no es momento de estar tristes. Ven-Me tiende su mano.
-¿A dónde?- Me seco algunas lágrimas.
-¿Tú no te cansas de hacer preguntas?-Sonríe.
-Mmm… No-Rio con él.
-Vamos, que se nos hace tarde- Coge mi mano y tira de mí.
 
Minutos después estábamos en la playa, cenando. Sí, cenando en la playa, cosas de Dani. Pero la verdad es que le había quedado precioso todo. La mesa, las velas… Era perfecto.
Cenamos entre risas y algún que otro comentario por su parte  sobre lo guapa que iba esa noche , y al terminar, decidimos dar un paseo por la orilla, cogidos de la mano.

-Te quiero, Laura- Dice serio.
-Nunca me llamas Laura- Digo.
-¡Qué don tienes para estropear los momentos bonitos!- Se ríe- No sé, me esperaba un “Yo también Dani” o algo así, pero… -Le besé.
-Te quiero- Dije mirándole a los ojos


Sentimos mucho haber tardado tanto en subir, pero con la vuelta a clase y los exámenes no tenemos mucho tiempo... De todas formas, esperamos que os guste. Besos :))

viernes, 4 de enero de 2013

Capítulo 35: Cabo suelto.


(POV Paula)
Aquella noche no estaba siendo de las mejores de mi vida, John se había pasado toda la tarde explicándome los detalles de su plan maestro, el cual a mí no me apetecía cumplir. Los asesinos de mi padre andaban por Londres buscándome y seguro que no era para darme el pésame, aquel plan de John hacía que cada vez me deprimiera más. Si mi vida se iba a basar en huir todo el tiempo, estaba claro que yo no iba a cumplir ese requisito. Tendría por lo menos que pasarme dos semanas encerrada en esta maldita habitación y luego derechita a Francia, a ocultarme durante algunos meses. La idea de volver a apartarme de Angel hacía que las lágrimas acudieran a mis ojos, no quería irme si no era con él. John decía que se vendría conmigo y que le pondría como excusa a Ingrid que se tomaba unas vacaciones. En estos momentos estaba sola en la habitación, John se había marchado ya que Ingrid le había llamado para darle la noticia de mi “secuestro”, esto permitió que yo me desahogase que volviera a romper en llanto después de un tiempo. Veía como todo aquello se cobraría con mi relación con Angel,  sentía que todo aquello no era más que el comienzo de algo realmente trágico. Tan solo esperaba que John viniese dándome una buena noticia como “no nos vamos esos sicarios se han largado” o “se han acabado tus penas Angel se viene con nosotros a Francia”, pero sabía que ninguna de aquellas ilusiones se cumpliría, eran tan solo eso, ilusiones. Me seque las lágrimas y espere que un milagro sucediera, pero unos minutos más tarde ni surgiría un milagro ni ninguna ilusión se cumpliría. John había llegado y no precisamente con cara de felicidad, en uno de sus labios era visible un poco de sangre seca y el pómulo se tornaba de un color violáceo. Casi podía predecir lo que había pasado, pero prefería que él me contara su versión de los hechos.
-¿Tu novio va al gimnasio?
-No, que yo sepa.
-Y ¿aun psicólogo?
-No, ¿por qué?
-Pues lo necesitaba, más que nada para aprender a controlar esa agresividad que tiene o poder descargarla en otro sitio que no sea mi cara-dijo señalándosela.
-Si no le tocaras tanto los cojones, él no te pegaría tal somanta de ostias-le dije con una sonrisa socarrona.

(POV John)

Unos minutos antes…
Todos nos habíamos reunido en casa de Richard, aquello parecía un funeral, todos tenían caras largas. Era el primer día sin Paula y ya parecían haber perdido toda esperanza de encontrarla, es verdad que todo aquello era un engaño y que no debía de torturarles o echarles la culpa por no cuidar de ella. Necesitaba que todo aquello fuese lo suficientemente creíble para que la dejasen en paz los asesinos de su padre, pero no podían actuar como si hubiesen perdido toda esperanza de encontrarla Richard había comenzado hablar nos explicó que había pasado, claramente contó la versión de Angel y sin contar la verdad sobre que hacía el en la habitación de Paula. Entonces Angel se levantó y me señaló.
-Ha sido él. John la ha secuestrado.
Todos me miraron perplejos, pero yo me mostré indiferente. Luego hice el papel de amigo afectado.
-Yo no he sido, jamás le haría daño a Paula. La quiero como si fuera mi hermana pequeña.
-Si tú nunca has tenido hermana pequeña como vas a saber lo que es quererla.
-Tú apenas me conoces, no puedes decir que miembros de mi familia aun quedan en pie, para poder quererles. Por lo que cállate la boca niñato de mierda-me había tocado la vena sensible.
-Angel no puedes juzgarle sin tener pruebas-dijo Andrea intentando defenderme-aparte John es su amigo, ¿por qué iba a querer secuestrarla?
-Es que el señorito Angel se cree que no tengo otra cosa mejor que hacer que secuestrar a su novia…
-Viendo que estas obsesionado con ella.
-Pero que te piensas que soy un maníaco, lo siento amigo, pero aquí el único loco eres tú.
-No estoy loco, antes de que ella desapareciera le estabas hablando, estoy seguro de que eras tú.
-Así y respóndeme a una pregunta ¿por casualidad viste algo o solo escuchaste?
-Estaba dentro del armario por lo que solo te escuche.
-Y ¿qué hacías dentro del armario?
-Eso no es de tu incumbencia.
-A claro ahora supuestamente soy yo el secuestrador, pero aquí el señorito anda ocultando cosas y encima me acusa sin tener pruebas-me levante airado-bueno si no tenéis nada más que decir yo me largo, ciao “Angelito”.
En ese momento vi como la cólera de Angel llegaba al extremo más alto, es decir, el nivel de “ya no aguanto más a este tío”, me echo una mirada iracunda y acto seguido me dio tal puñetazo que casi me tumba. Pero no fue solo eso, siguió pegándome, pensé que acabaría sin conocimiento. Entonces llegaron Ingrid, Andrea y Víctor en mi ayuda, intentado apartarlo de mí.
-Angel cálmate, así no vas a hacer que Paula vuelva-dijo Ingrid con una voz apresurada.
-Pero déjale en paz, no ves que él no ha hecho nada malo-le dijo Andrea enfadada.
-Se de sobra lo que ha hecho-dijo Angel enfurecido.
-John, vete-dijo Víctor muy serio.
Yo asentí, abrí la puerta y fui en dirección a mi coche. Arranque y acelere antes de que quizá Angel saliera corriendo tras de mi como un loco.

(POV Paula)
-Eres un capullo.
-¿Por qué?
-No espera la palabra capullo se queda corta, eres un…un…
-Pero ¿por qué?
-Y todavía me lo preguntas.
-Soy un capullo ¿por qué? ¿Por protegerte? Muchas gracias Paula, ahora sé que ese es el trato que le das a las personas que te protegen.
-Pero…
-Paula déjalo, me lo estás diciendo como si te lo estuviera haciendo por joder…
-Es que lo parece…
-Pero es que no es así, no lo estoy haciendo por joder o no lo comprendes. Si no te vas de aquí durante un tiempo acabaras muerta-dijo gritándome-el trabajo de tu padre no era una broma.-dijo más suave, como arrepintiéndose de haberme gritado-El no quiso meterte en todo esto y siento tener que decírtelo, pero eres un cabo suelto de su misión. Él no pensaba que los narcotraficantes le descubrirían y menos que te descubrirían a ti, ahora piensan que tú sabes algo de lo que haya descubierto tu padre. Así que eres eso un cabo suelto. Mira ya sé que esto no te parecerá justo, que tú tengas que pagar por lo que hizo tu padre, pero la vida es así.
-¿La vida es así? Me estás diciendo que podrían matarme y lo único que se te ocurre decirme es “la vida es así”-le dije con ira.
-¿Qué quieres que te diga? Mira la culpa no es mía, yo no te metí en todo esto. Yo solo intento protegerte-dijo otra vez gritándome-Paula no puedes echarme la culpa sino la tengo, te crees qué a mí me hace alguna gracia tener que largarme a Francia, ¿te crees qué me hace gracia?
-No sé si te hace gracia o no, pero si toda mi vida va a ser huir no voy a cumplir ese requisito. Sabes tengo una vida y quiero seguir con ella, sin tener que huir.
-Y te crees que yo no tengo una vida, Paula todos tenemos una vida, Angel, tú, yo. Mira no puedo predecir el futuro, no sé si vas a tener que estar huyendo todo el tiempo, solo sé que cuando te encuentras con un obstáculo en tu vida tienes que intentar superarlo. Si tu relación con Angel es tan fuerte como parece, no tienes por qué preocuparte por la separación, porque esa es a la vida que te refieres ¿no? Angel se ha convertido en tu vida.
Asentí con la cabeza, intentando ocultar mis lágrimas. Seque mis lágrimas con la maga de mi camiseta, sentí como el corazón se me enfriaba y se hacía añicos, pero sentí que no podía darme por vencida, no me podía rendir. Tenía la esperanza de que algún día todo aquello volviera a la normalidad, no me refería una vida con una rutina, ni tampoco a un cuento de hadas en el que todo fuesen rosas y margaritas, simplemente una vida feliz.
-Mira ya sé que ahora me odiaras-dijo John con un tono amargo-pero me lo agradecerás, hazme caso. 
El silencio se apodero de aquella habitación, lo único que se oía era la respiración de John y la mía. Quise sumirme en la tranquilidad, intente cerrar los ojos y relajarme hasta llegar a dormirme, pero me era imposible. Me era imposible con el allí, sentado en aquel sillón, mirándome, poniéndome nerviosa. Me senté y le mire, respire y espere a que él estuviera dispuesto para responder a una pregunta.
-¿Por qué me proteges?-le pregunte de sopetón.
El saco su móvil y rebusco algo en él, tras unos minutos lo tiro sobre  la cama e hizo un gesto en señal de que podía leer lo que ponía en su pantalla. El mensaje ponía lo siguiente:
“John sé que no debería pedirte esto, pero eres quizá el único al que puedo pedírselo. Por favor protege a mí hija, yo ya no la volveré a ver y no podré protegerla, necesito a alguien que este con ella. No te dará problemas es una buena chica. Por favor protégela por mí, yo ya cuento mis horas. Dile que la quiero.” 
-Lo haces porque él te lo pidió-dije en un susurro-pero no necesito una niñera, yo ya no soy una niña.
-Si pero tampoco una ninja para enfrentarte a esos tíos-dijo a la vez que recogía su móvil y dejando tras de sí un silencio sepulcral.
Pero tras aquel silencio intento quitarle hierro a la situación, se sentó a mi lado y me mostró una sonrisa.
-Oye, solo una pregunta ¿qué pintaba Angel en tu armario?
-¿Qué?
-¡Es verdad! Que no te acuerdas. Bueno yo te explicó, antes de tu “secuestro” según dijo lo encerraste en tu armario. Mira a ver si cuando salió…
Me quede pensativa, intentando recordar. Cuando intentaba recordar sentía un dolor agudo en la sien, se me hacía algo duro, pero por fin conseguí acordarme de una pequeña parte.
-¡Ah! ya me acuerdo, Angel estaba en el armario porque estaba des…-me tape la boca, no quería decirle nada sobre qué había pasado.
-Empieza por des y acaba por nudo-dijo cómicamente-ya entiendo dijo.
-¿Qué entiendes?
-Pues que estabais…
-Te equivocas, no estábamos haciendo nada…
-Claro si es que cuando yo llegue ya habríais acabado.
-Bueno vale y ¿qué pasa?
 -No nada si…es una cosa muy natural.
-¿Cómo si tú no lo hicieras?-le dije cómica-Bueno igual no.
-Ves si es que provocas-dijo el riéndose-luego querrás que no…
-¿Qué no que?-dije maliciosa.
Se acerco y acarició mi mejilla, me miro a los ojos y se acercó más, pero yo me aparte.
-John sabes que no puedes volver a besarme, no esta bien-le dije en un susurro.
-¿A ti quien te dijo que te iba a besar?-dijo en tono cómico.
-Intuición femenina, pero acerté.
-Bueno pero te iba a besar en la mejilla-dijo a la vez que se acercaba y me besaba-buenas noches canija.
Se levanto de la cama y comenzó a quitarse la ropa. Yo mire a los lados para saber donde iba a dormir, pero no vi más cama que en la que yo estaba sentada.
-Emm…John y ¿dónde duermo?
-En el suelo no claro esta, tú duermes en esta cama.
-Ahh…y ¿tú?
-En esta cama también.
-…siento decírtelo, pero es que tengo la mal manía de dormir sin pijama, además aquí no tengo pijama.
-No te preocupes yo también tengo esa manía.
-Por eso lo digo, porque te estoy viendo venir.
John se rió, saco una camiseta gris del armario y la tiro sobre la cama.
-Ponte la te servirá como camisón.
La cogí y me fui al baño a cambiarme, doble mi ropa y salí del baño. Tras salir del baño deje mi ropa en el sillón en el que antes se había sentado John, me metí en la cama y apague la luz. Note como una de las manos de John iba a parar a mi cintura, me gire para poder mirarle a la cara y busque sus ojos en la oscuridad.
-John, quita tu mano de mi cintura-dije en voz baja.
-¿Por qué?
-Porque como no lo hagas vas conseguir odiarme y no te digo que método voy a usar-le dije en tono serio.
-Que genio tiene aquí la canija-dijo a la vez que quitaba la mano de mi cintura.
-No voy a empezar a discutir, tengo sueño y me duele la cabeza, buenas noches John.
Y deje que la calma reinara, aquel había sido un día muy largo y en cierto modo estresante. Había vuelto a ver a Angel y eso me hacía feliz, pero luego las cosas se tornaron a mal como un día soleado se vuelve lluvioso.