martes, 26 de febrero de 2013

Capítulo 39: Lies, lies, lies



-¿Qué?-Dije apartando la mano que John sujetaba entre las suyas.
-Que lo puede decir tu mente, pero quizá tu corazón dice otra cosa…
-¿Otra cosa? ¿Como qué?
-Hombre, si no lo sabes tu… -Sonríe

Me giré, molesta. ¿Por qué tenía que estar continuamente diciéndome esas cosas?

-Venga, no te enfades…
-…
-Paula… era solo una broma-Seguía de espaldas a él.

Se acercó a mi y pasó sus brazos por mi cintura, besandome el pelo.

-¿Me perdonas?-Me giró suavemente, quedando cara a cara. Cerca, muy cerca el uno del otro.
-S..sí-Me tembló la voz al responderle.

Sonrió, y aunque me costase reconocerlo, tenía la sonrisa mas bonita que había visto nunca. Pero me aparté de él, por lo que pudiera pasar.

-¿Has estado alguna vez en Francia?-Me preguntó, cambiando de tema
-No, nunca he ido
-Así que tu primera vez será conmigo ¿eh?-Sonrió maliciosamente.
-¡Eres un cerdo!-Le tiré un cogín a la cara.
-¡Que era broma, neuras!-Rió- Pero ahora en serio, te va a gustar mucho, ya lo verás.
-Seguro que sí. Pero ojalá las circunstancias fuesen otras…
-Ey… no te preocupes-Se acercó a mi, acariciando mi mejilla- Ya verás cómo dentro de nada esto se va a solucionar, confía en mí.

Y lo único que hice fue abrazarle. Me sentía bien así, me sentía protegida. John correspondió a mi abrazo, sorprendido. Me apretó fuerte contra él, y me susurró un “todo irá bien, peque” con el que consiguió tranquilizarme.


Llevaba un rato dando vueltas en la cama. No podía dormir.
-Paula… ¿te pasa algo?-Dijo John a la vez que encendía la lámpara de la mesilla de noche.
-No, no. Es solo que… no puedo dormir- Dije esbozando una media sonrisa.
-Yo tampoco, pero porque no paras de moverte- Dijo riendo
-Lo siento…-Me giré quedando cara a cara con él, igual que esta tarde.
-No importa- Sonrió otra vez- Si quieres puedes contame qué te pasa
-Es que no lo sé… Eso es lo que me pasa, que estoy… confusa
-¿Confusa?-Asentí-¿Confusa en cuanto a qué?
-En cuanto a todo. En cuanto a estar aquí, en cuanto a Angel, en cuanto a ti…- Rápidamente me tapé la boca con las manos
-¿En cuanto a mi?-Se sorprendió.
-N…no quería decir eso… o sea sí, pero…
-¿Pero…?
-Nada, no me hagas caso.
-¿Por qué?
-Por qué ¿qué?
-¿Por qué te cuesta tanto decir lo que sientes? Yo fui sincero contigo, te dije que te quería, que estaba enamorado de ti, y en cambio tu…
-Yo nada, John. Yo quiero a Angel
-Eso es lo que tu quieres creer y lo que quieres que los demás crean. Yo no digo que no le quieras, claro que le tienes que querer. Pero igual que sé lo que sientes por él, también sé que sientes algo por mí…
-Mira, no sé qué te hace pensar eso, pero estás muy equivocado…
-No, Paula. No lo estoy. ¿Te crees que no me he dado cuenta de cómo me miras? ¿De cómo te tiembla la voz cuando estoy a dos centímetros de ti? ¿De cómo evitas mirarme a los ojos en situaciones como la de ahora?
-¡Cállate!-Le grité.
-¡¿Por qué?!
-¡Porque sí!
-¡Porque tengo razón, y lo sabes!
-¡Eso es lo que piensas tú!-Dije haciendo énfasis en el tú- Yo quiero a Angel, estoy enamorada de él, ¡¿tanto te cuesta entender eso?!
-…no…-Dijo en un susurro apenas audible.

Me miró a los ojos con sus ojazos azules, ahora acuosos, y sentí que mi mundo se desvanecía por completo. No había ni rastro del John orgulloso y prepotente que había conocido hace meses. Me dolía verle así por mi culpa, pero no era fácil reconocer que tenía razón. Porque la tenía, y yo le había mentido negándoselo, pero ni yo misma quería creérmelo. Era… una locura.
Es una locura darte cuenta de que la realidad no es como la pintas, que puedes estar meses creyendo que alguien es el amor de tu vida, y de repente aparece otra persona que pone tu mundo patas arriba y te hace darte cuenta de las cosas.
Apagué la luz y cerré los ojos intentando dormir, pero eso iba a ser tarea difícil esa noche.

POV John

Le quería a él. Me lo había gritado a la cara. Estaba enamorada de él y no de mí, como me había empeñado en creer como un gilipollas durante todos estos días. Ya no había nada que pudiese hacer. No podía luchar contra eso.
Doy media vuelta y cierro los ojos resignado, aceptando la realidad, aunque lo que menos se me pasa por la cabeza es que quizá mañana, la realidad sea muy distinta.

sábado, 9 de febrero de 2013

Capítulo 38: No lo dice tu corazón.



(POV Paula)
Tumbada en la cama, miro el techo, aunque no tiene nada en especial, es blanco roto con una lámpara en medio. Aburrida, espero que algo ocurra. Me he cansado de reflexionar y de llorar, no quiero estar apenada, todavía me queda una pizca de esperanza para que todo no se vaya al traste. Me refriego los ojos para poder despejarme, bostezo. A pesar de haber dormido las suficientes horas para aguantar todo un día de fiesta, me da que el cansancio que tengo es causado por el estrés que John provoca. Me levanto de la cama y voy hacia el armario empotrado en la pared, de él saco una camiseta de John y me voy al baño, necesito una ducha para seguir despejándome. La fuerte discusión que tuve ayer con John hace que tenga ganas de olvidar, como si una ducha bajo el agua mis recuerdos fueran a caer por el desagüe. Cierro la puerta del baño, me desvisto y voy directa a un “lavado de cerebro” por así decirlo.

(POV John)
Abro la puerta con cuidado de no tirar los chocolates y los churros que traigo en la mano izquierda. Cuando entro en la habitación oigo el agua de la ducha correr, dejo los chocolates y los churros sobre la mesita de noche. Me quito la chaqueta y la dejo sobre el sillón, pero antes sacó los dos billetes de avión que he sacado esta mañana. Para ser las 11 de la mañana he hecho muchas cosas, he sacado los billetes, he ido a comprar unas maletas, he ido a casa de Paula a por unas cosas y he comprado churros con chocolate, hoy estoy con el espíritu trabajador. El agua deja de oírse, pasados unos minutos Paula sale del cuarto de baño con una de mis camisetas puesta y con el pelo mojado resbalando por sus hombros, sus piernitas blancas salían por debajo de la camiseta, moviéndose rápido hasta quedarse enfrente mío.
-Se ve que te gustan mis camisetas, tomare nota para tu próximo cumpleaños-dije riendo.
-Es que vi que me quedaban mejor a mi que a ti y entonces dije para mi “pobrecitas tienen que lucir en un cuerpo mejor”-dijo con voz juguetona.
-Perdona yo con esas camisetas estoy para mojar con pan, me quedan muy bien-dije con voz seria, aunque quizá me lo tuviese un poco creído.
-Si, si, lo que tu digas.
-No me des la razón como a los tontos, di que si pero convencida.
-Vale, vale…si te quedan bien.
-Así me gusta.
-Bueno si no quieres que siga luciendo tu ropa la única alternativa que hay es…
-Que te la quites…
-Si, pero para ponerme la mía, que por cierto aquí no tengo…-dijo mirándome con los ojos entrecerrados.
-Yo que quería que te quedaras sin ropa, vaya no funciona-dije riendo-anda toma desayuna algo-dije a la vez que le daba el chocolate con un churro.
Sonrió como una niña pequeña y cogió ambas cosas, se sentó en la cama y comenzó a desayunar.

(POV Paula)
Tomé un poco del chocolate, que caliente como un rayo de sol parecía arder en mi boca.
-Dios esta muy caliente…
-Es que era para derretir esos témpanos de hielo que hacen que seas fría.
-Perdona pero yo no soy un témpano de hielo…
-Que va…por eso te comportas de tales formas conmigo…porque no eres un tempanote hielo.
-…te puedo demostrar que no soy un témpano de hielo, aunque no se como pero sé que te lo puedo demostrar.
-No hace falta que te diga como hacerlo-sonrió pícaro.
-Claro guapo como que te lo has creído…-dije yo algo indignada.
-Pues por un momento sí…-dijo y volvió a sonreír.
Di un trago a mi chocolate, era dulce y espeso como a mi me gustaba. Rodee con mis manos la taza, estaba caliente y mis manos heladas, era como si en mis manos tuviese fuego.
-Y si no tengo ropa como piensas sacarme a la calle dentro de dos semanas, ¿con una de tus camisetas como vestido?
-Si te apetece, pero aviso de que ya he ido a por ropa para ti.
-¿Así? Y ¿dónde esta?
-En mi coche, pero te la daré cuando acabes de desayunar.
-Vaale-dije como una niña pequeña.
Me tomo el desayuno lo más rápido que pude, tenia ganas de ver la ropa que John había traído. John se daba cuenta de que estaba impaciente, por lo que tardo lo más que pudo en tomar su chocolate.
-Voy al coche, espera aquí.
Tras unos minutos John apareció con una gran maleta, la puso sobre la cama y la abrió, allí estaba la mayor parte de mis cosas, mi ropa, mi portátil, álbumes. Tras un examen exhaustivo de mis pertenencias, cogí un álbum de fotos, cerré la maleta y me senté en la cama. Tenía miedo, no quería abrir el álbum y echarme a llorar, sabía lo que había en el álbum y quería verlo, pero sabía que mi mundo se desmoronaría en cuanto lo abriese. Me quede pensativa y John lo notó, se sentó a mi lado y me abrazó.
-Quizá no debería haber cogido los álbumes.
-No tranquilo…estoy bien…es solo que…nada déjalo, no es nada importante-dije a la vez que apartaba el álbum.
-Ya tengo los billetes para Francia-dijo.
-¿Cuánto tiempo estaremos allí?
-No sé, él tiempo suficiente para que te dejen en paz…tranquila intentare hacer que vivir conmigo no sea tan duro…además en el que vamos a vivir es muy bonitos.
-¿De verdad?-dije con una extraña mezcla de amargura y sorpresa.
-Sí, ya veras…
-¿Me vas a decir donde vamos a vivir o va ser por sorpresa?-dije con una pequeña sonrisa.
-Va a ser por sorpresa.
-Bien. Siempre me han gustado más las sorpresas.
-Jo…pensaba que ibas a empezar a acosarme para que te lo dijese, ahora le quitas toda la emoción-dijo con voz refunfuñona-por cierto nos vamos este sábado, no en dos semanas.
-¿Este sábado? Eres algo precipitado.
-No, sería precipitado si te pidiese matrimonio, pero como no es el caso.
-Hombre poniéndonos en esa situación…
-Si tu quieres, tus deseos son ordenes-dijo poniéndose de rodillas.
-No, no hace falta-dije apurada-además sabes que te diría que no.
-Y eso ¿Quién te lo ha dicho?
-Mi mente.
-Pero no lo dice tu corazón.

Aquí esta el capítulo, sentimos haber tardado en subirlo es que hemos tenido muchos exámenes, pero por fin lo hemos subido. Encima de la foto de Paula hay una encuesta, no os olvidéis de votar. Esperemos que os guste, comentar, besitos.